Si bien las lesiones dentales y emergencias odontológicas por lo general son angustiantes tanto para los niños como para los padres, también son extremadamente frecuentes. Aproximadamente un tercio de los niños ha experimentado algún tipo de traumatismo dental, e incluso una mayor proporción ha experimentado alguna emergencia odontológica.
Hay dos períodos de máximo riesgo de traumatismo dental: el primero durante la etapa en la que el niño aprende a caminar (18 a 40 meses), cuando comienza a explorar el entorno, y el segundo durante la preadolescencia/adolescencia, cuando son frecuentes las lesiones deportivas.
A continuación se detallan algunas de las emergencias odontológicas más frecuentes durante la niñez y se brindan consejos útiles sobre cómo resolverlas.
Dolor de muelas
El dolor de muelas es frecuente en los niños de todas las edades y rara vez se produce sin causa alguna. La comida compactada puede provocar molestias en los niños pequeños y puede extraerse con un cepillo dental, un dedo limpio o hilo dental. Si el dolor persiste, comuníquese con el odontólogo pediátrico. Algunas causas frecuentes del dolor de muelas incluyen: fracturas de piezas dentales, caries, traumatismo dental y erupción de las muelas de juicio (adolescencia).
Qué puede hacer para ayudar:
Limpie la zona con agua tibia. No medique ni caliente el diente afectado o la zona gingival contigua.
Busque si ha quedado comida compactada y extráigala si es necesario.
Aplique una compresa fría en la zona afectada para disminuir la inflamación.
Comuníquese con el odontólogo pediátrico para obtener asesoramiento.
Avulsión dental (dientes salidos)
Si un diente se ha salido por completo de la boca del niño, es importante comunicarse con el odontólogo pediátrico de forma inmediata. En general, los odontólogos pediátricos no intentan reimplantar los dientes de leche avulsionados, ya que el procedimiento de reimplantación puede dañar el brote dental y así dañar el diente permanente que está en erupción.
Los odontólogos pediátricos siempre intentan reimplantar los dientes permanentes avulsionados, a menos que el traumatismo haya provocado un daño irreparable. El procedimiento de reimplantación casi siempre resulta más exitoso si se realiza dentro del lapso de una hora después de la avulsión, por lo cual el tiempo es fundamental.
Qué puede hacer para ayudar:
Recupere el diente. ¡No toque las raíces del diente! Solamente toque la corona.
Enjuague la suciedad y los restos con agua sin frotar ni raspar el diente.
En los niños más grandes, inserte el diente en su alvéolo original con una presión leve o pídale al niño que coloque el diente en el lado interior de la mejilla. En los niños más pequeños, sumerja el diente en un vaso de leche o saliva (no intente volver a insertar el diente, ya que el niño puede tragárselo).
No permita que el diente se seque durante el transporte. La humedad es de suma importancia para el éxito de la reimplantación.
Consulte al odontólogo pediátrico (si es posible) o lleve al niño a la sala de emergencias de forma inmediata; el tiempo es fundamental para salvar el diente.
Intrusión dental (dientes presionados dentro del maxilar)
Algunas veces, un traumatismo dental empuja a un diente (o a varios) hacia arriba dentro de la mandíbula. El pronóstico es mejor para los dientes que han sido empujados en menor medida (menos de 3 mm), pero cada situación es única. A menudo, la fuerza del traumatismo es lo suficientemente considerable como para lesionar el ligamento del diente y fracturar su alvéolo.
Si se sospecha la intrusión dental de los dientes de leche o permanentes, es importante comunicarse de inmediato con el odontólogo pediátrico. En función de la naturaleza y profundidad de la intrusión, el odontólogo pediátrico esperará que el diente descienda naturalmente o realizará un tratamiento de conducto para preservar su estructura.
Qué puede hacer para ayudar:
Enjuague la boca del niño con agua fría.
Coloque bolsas de hielo alrededor de las zonas afectadas para disminuir la inflamación.
Ofrezca Tylenol para aliviar el dolor.
Comuníquese con el odontólogo pediátrico si es posible o acuda a la sala de emergencias.
Luxación/extrusión/desplazamiento lateral de los dientes (desplazamiento dental)
El desplazamiento dental generalmente se clasifica como “luxación”, “extrusión” o “desplazamiento lateral” en función de la orientación del diente después del traumatismo. Un diente luxado permanece en su alvéolo, con la pulpa intacta aproximadamente la mitad de las veces. Sin embargo, el diente sobresale en un ángulo poco natural y el maxilar subyacente por lo general está fracturado.
El término “extrusión” se refiere a un diente que se ha salido parcialmente de su alvéolo. En los niños pequeños, las extrusiones de los dientes de leche tienden a curarse solas sin tratamiento médico. Sin embargo, debe buscarse tratamiento odontológico para los dientes permanentes que se han desplazado de cualquier forma a fin de salvar el diente y evitar una infección. Es importante comunicarse con el odontólogo pediátrico si se sospecha un desplazamiento.
Qué puede hacer para ayudar:
Coloque una compresa fría y húmeda en la zona afectada.
Ofrezca un analgésico (por ejemplo, Tylenol pediátrico).
Comuníquese con el odontólogo pediátrico de forma inmediata.
Fractura de corona
La corona es la parte más grande y más visible del diente. En la mayoría de los casos, la corona es la parte del diente que sufre el traumatismo. Existen varias clasificaciones de la fractura de corona, desde fracturas mínimas del esmalte (que no constituyen una emergencia) hasta exposición de la pulpa (lo cual requiere tratamiento inmediato).
El odontólogo pediátrico puede evaluar inmediatamente la gravedad de la fractura mediante radiografías dentales, pero cualquier cambio en el color del diente (por ejemplo, si la parte interior del diente se torna rosada o amarillenta) indica un signo de advertencia de una emergencia. Las fracturas menores de la corona por lo general requieren la aplicación de un sellador dental, mientras que las fracturas más graves de la corona algunas veces requieren tratamientos en la pulpa. En el caso de una fractura de corona, debe comunicarse con el odontólogo pediátrico. El esmalte dentado puede irritar e inflamar los tejidos blandos de la boca y provocar una infección.
Qué puede hacer para ayudar:
Enjuague la boca del niño con agua tibia.
Coloque una compresa fría y húmeda en la zona afectada.
Ofrezca un analgésico (por ejemplo, Tylenol pediátrico).
Empaque el diente en un material biocompatible.
Visite al odontólogo pediátrico o acuda a la sala de emergencias en función de la disponibilidad y de la gravedad de la lesión.
Fractura de raíz
Una fractura de raíz es provocada por un traumatismo directo y no es evidente a simple vista. Si se sospecha una fractura de raíz, deben realizarse radiografías dentales. En función de la posición exacta de la fractura y del nivel de molestia del niño, el diente puede monitorearse, tratarse o extraerse en el peor de los casos.
Qué puede hacer para ayudar:
Coloque una compresa fría y húmeda en la zona afectada.
Ofrezca un analgésico (por ejemplo, Tylenol pediátrico).
Comuníquese con el odontólogo pediátrico.
Concusión dental
Cuando un diente no se ha desprendido de su alvéolo ni fracturado pero ha recibido un golpe, se trata de una «concusión dental». Generalmente, la concusión dental se produce en niños que recién comienzan a caminar y provoca descoloramiento permanente o temporario. A menos que el diente adquiera un color negro u oscuro (que indica que el diente está muriendo y podría requerir un tratamiento de conducto), la concusión dental no requiere tratamiento de emergencia.
Lesión en la mejilla, labio o lengua
Si la mejilla, el labio o la lengua del niño sangran debido a un corte o mordida accidental, aplique presión directa a la zona con un paño o gasa limpios. Para disminuir la inflamación, aplique hielo sobre las zonas afectadas. Si la hemorragia se torna incontrolable, acuda a la sala de emergencias o comuníquese de inmediato con un profesional médico.
Mandíbula fracturada
Si se sospecha una fractura de mandíbula, acuda inmediatamente a la sala de emergencias. Mientras tanto, dígale al niño que no mueva la mandíbula. En caso de niños muy pequeños, sujete con cuidado una bufanda a lo largo alrededor de la cabeza y la mandíbula para inmovilizarla.
Traumatismo de cráneo
Si el niño ha recibido un golpe en la cabeza, acuda inmediatamente a la sala de emergencias. Incluso si no ha perdido el conocimiento, es importante que los pediatras descarten una conmoción tardía y una hemorragia interna.
Si tiene alguna pregunta acerca de las emergencias odontológicas, consulte a su odontólogo pediátrico.